25.8.09

caza menor

Este gato que avanza sin herirse
sobre el muro cubierto de cristales,
lejos de su cojín y su platillo,
ha salido de caza. Le delata su nervio,
la encogida tensión con que vigila,
muñeco de un instinto equilibrista.
Luego caminará sobre la tierra negra,
entre hoyuelos de nieve y bayas secas,
con plumas en las zarpas o mascando vacío
–burlado por sus ganas–, pero hermoso igualmente
en la clara fiereza de su andar.